Mohandas Gandhi, mejor conocido como Mahatma (alma grande) Gandhi, fue uno de los líderes mundiales de mayor influencia de todos los tiempos. Indio (e, Hindú), ejerció como abogado defendiendo los derechos de sus hermanos indios, en Sur Africa y en India, bajo el Imperio Británico. Y fue el líder principal en el movimiento basado en la resistencia pacífica que eventualmente condujo a India a obtener su independencia. 

 

Mientras ejercía como abogado, en 1893 Gandhi viajaba en tren hacia Pretoria. Allí fue abordado por un hombre blanco que le solicitó que- debido a su color de piel-  se tenía que mover hacia la parte de atrás del tren, aún cuando él tenía boleto para estar donde estaba sentado; al negarse a moverse, fue violentamente expulsado del vagón. Mi primer punto de reflexión es preguntarme ¿Por quién debo sentir mayor lástima por el que fue echado o por el que cometió tal acto? Definitivamente mi corazón se conmueve profundamente cuando pienso en el horrible discrimen que han enfrentado mis hermanos y hermanas de raza negra, de igual forma las mujeres, los ancianos, nosotros como latinos… etc. Es interminable la lista, pero ciertamente pienso que el corazón más oscuro yace en aquel que se piensa mejor que otro por su nacionalidad, color de piel o título profesional, … Y eso, me produce mucha lástima también. 

Hoy,  reflexiono en nuestros prejuicios y en a cuanta gente hemos sacado de “nuestro tren” anclados en uno de estos. Nos toca mirar “hacia adentro” para ver cual es nuestro prejuicio. (¿Soy puertorriqueño y discrimino a mi hermano de otro país de habla hispana? ¿Soy joven y discrimino al viejo? O ¿tengo cierta edad y discrimino al joven, que entiendo no tiene nada que enseñarme? ¿Soy ateo y discrimino al pastor? O ¿soy cristiano y discrimino al no creyente? ¿Soy rico y discrimino al pobre? O lo contrario ¿soy pobre y discrimino a todo el que es rico?

¿Qué etiquetas pongo? ¿A quienes y por qué? 

 

También reflexiono en si alguna vez he sido yo la que he sido echada del tren. En el caso de Gandhi, ese suceso fue uno de los precursores para lo que luego se convirtió en un fuego y pasión que fueron el centro de su lucha por la igualdad y la justicia. 

 

Gandhi cambió la historia, de ello no hay duda. Y hoy, décadas después de su muerte, sigue siendo una influencia viva en otras generaciones a nivel mundial. 

 

Te invito a levantarte de donde has sido “lanzado” o lanzada, echado o echada hacia una plena fe de que este puede ser el primer paso hacia el cumplimiento de Tu propósito. 

 

Gandhi, un ser al que no le llego ni a los tobillos, no profesaba mi fe (soy cristiana), sin embargo me atrevo a decir que Gandhi fue vivo ejemplo de lo que Jesús vino a enseñarnos. Nos enseñó que Dios no hace acepción de personas y modeló, con su vida, que la verdad y el amor prevalecen. 

 

Dios nos bendiga.

By Milly

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